Como al final de un paseo
Por el abismo interrumpido
Como un martillo nos golpea
Sin tiempo a despedirnos
Nos abrazamos a su vacio
Llorando, por mas tiempo
Notando su ausencia y su frio
En la retina, dibujado su eco
No es un rayo personificado
Ni receptor de nuestros deseos
Y una vida hubiésemos dado
Por robar un instante a su mano
La contradicción se acaba
ya esta aquí el fin del misterio
como un tramoyista nos llama
para escribir nuestro epitafio
Dedicada a mi amigo y compañero de trabajo por la pérdida que ha sufrido en estos días.
Me hago solidario de tu dolor y que en la metáfora del verso halles consuelo “compañero del alma, compañero”
ResponderEliminarA. Alonso